ACEITE DE ALMENDRAS DULCES.

ACEITE DE RICINO.
Con propiedades antibacterianas y antiinflamatorias que estimula la circulación sanguínea y estimula el folículo piloso. Favorece el crecimiento. SE aplica en el cuero cabelludo, se bien y se enjuaga con abundante agua pues es un aceite muy espeso.

ACEITE DE OJÓN.
Es un tratamiento perfecto para cabellos secos o dañados porque aporta nutrición extrema, repone aminoácidos y evita el encrespamiento.
ACEITE DE JOJOBA.
Un remedio muy efectivo para los cabellos grasos ( aunque parezca mentira) porque penetra naturalmente en la piel sin obstruir los poros para limpiar el cuero cabelludo en profundidad.
ACEITE DE COCO.
Para todo tipo de cabello. Contiene propiedades antioxidante, antibióticas, nutre, hidrata en profundidad, fortalece la hebra capilar, reduce el encrespamiento y equilibra el cuero cabelludo.

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