Cómo cuidar tu piel en invierno

 

El frío es un factor climático que puede afectar al ADN celular de la piel, ya que genera una mayor fragilidad capilar que influye en una piel más apagada y menos elástica. También afecta a la capa superficial (córnea) que pierde el agua que contiene y en consecuencia se agrieta y descama. Asimismo, retrasa el ciclo de la renovación celular y aumenta la sensibilidad de la piel, empeorando las pieles con rosácea, dermatitis, etc.

No hay que olvidar el uso del filtro solar en invierno. 

Utilizar cosmecéutica formulada con los siguientes activos por sus propiedades reparadoras, protectoras y regeneradoras como: aceites naturales vegetales (como el aceite de sésamo, el aceite de macadamia, el aceite de chía), vitaminas B3 y B5, teprenona (para calmar las pieles hipersensibles) y vitamina K2 (para reforzar las paredes de los capilares).

Los hábitos alimentarios y el estilo de vida también influyen en la condición de la piel, por ello es importante una ayuda micronutricional con suplementos .

Beber entre 1,5 y 2 litros de líquido al día.

Las calefacciones no son beneficiosas para la piel. Por ello es es aconsejable utilizar humidificadores ambientales en casa

Se aconseja realizar duchas (no baños) tibias y cortas. 

En las duchas mejor no emplear esponjas ni frotar la piel. Y después, secarse con toques (no frotando la piel) con toallas de algodón. Tampoco se aconseja dejar secar la piel al aire.

Es imprescindible utilizar crema hidratante a diario, después de la ducha, para evitar la sequedad (incluso dos veces al día).

Después de hacer deporte es importante ducharse rápido, para evitar que el sudor reseque más la piel.

Emplear tejidos que no irriten la piel (algodón y/o lino) más que otros que puedan irritarla (lanas y/o poliéster).

Cómo cuidar la piel cuando llega el frío.

Una rutina diaria y semanal es muy importante. Debemos nutrir en profundidad la piel, aportando elementos grasos esenciales que ayudarán a reconstruir la barrera lipídica que es la que a final de día nos protegerá.

Utilizar limpiadores en crema o leches ya que los geles desengrasan en exceso y resecan. Tonificar para regular y refrescar, dar mayor hidratación con sueros o sérums que nos aporten las necesidades que queremos y después cremas que sellen y duren todo el día.

El descenso y el contraste de las temperaturas en invierno, además de bajar nuestras defensas, provocan daños en la piel, como la sequedad, rojeces o la pérdida de luminosidad.

CUIDADO DIARIO.

Por la mañana, debemos limpiar la cara con producto específico sin alcohol, aclara con abundante agua. Luego aplicar en la cara sérum y sobre éste la crema, para el contorno de ojos utiliza un sérum específico, después el maquillaje, recuerda que cuanto menos maquillaje, mejor.

POR LA NOCHE.

Desmaquillar y limpiar de residuos, retirar la suciedad con algodón limpio. Después de limpiar, aclara con agua abundante. Aplica sérum y sobre éste la crema específica de noche.

CUIDADO SEMINAL.

Una vez a la semana, explica que conviene aplicar a la piel un pequeño cuidado extra mediante la aplicación de una mascarilla. La de Vitamina C pura es siempre una garantía aunque te animamos a probar otras con efecto lift, antiedad, etc.

CUIDADO MENSUAL.

Una vez al mes realizaremos un tratamiento todavía más exhaustivo de la piel, entonces, una limpieza facial profunda profesional, extracción de comedones ( si los hubiera ), exfoliación, mascarilla, activos e hidratación profunda con ayuda de aparatología y técnica de masaje, sería lo ideal.

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